El 15 de Febrero de 1819, en San Tomé de Angostura hoy Ciudad Bolívar, se instala el segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela. El Padre Libertador Simón Bolívar pronuncia uno de sus más memorables discursos, el hombre que desempeñaba el mando supremo delega en el congreso esta responsabilidad cuando les dice:

"¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta!"

El hombre de las dificultades, de la guerra, de la libertad cree en las instituciones republicanas y a sus representantes los convoca para que ejerzan su autoridad. Bolívar se pasea por las distintas formas de gobierno de las naciones libres y su llamado es ha no copiar formas, llama a la creatividad, llama a las virtudes, llama la educación, nos recuerda nuestros orígenes.

"Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades"

"Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles."

Crear instituciones a nuestras necesidades, a nuestras realidades, hacer de la virtud y la grandeza las principales metas individuales y colectivas, buscar en la justicia y en la igualdad el desempeño de las actividades ciudadanas, una nación digna, una nación próspera, una nación donde impera la justicia, la paz, la libertad, la grandeza y la felicidad

"Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios"

Bolívar el guerrero, Bolívar el estadista, Bolívar el genio de la libertad y la independencia. Bolívar el Padre de la Patria finaliza este histórico documento con los deseos de un hombre de alma elevada, del alma amante del ser humano

"Dignaos, legisladores, acoger con indulgencias la profesión de mi conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un Gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un Gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad. Señor, empezad vuestras funciones; yo he terminado las mías. "