“Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que, en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela”.
Con estas palabras, el líder Hugo Chávez inmortalizaba, el 8 de diciembre de 2012, el discurso que respondía a un nuevo desafío para la Revolución Bolivariana y para el país. Y como siempre, el pueblo lo asumió.
El año siguiente, Nicolás Maduro Moros se convertía nada más y nada menos que en el responsable de conducir los destinos de la República Bolivariana.
“Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar (…) con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destino de esta Patria”, expresó.